Hace aproximadamente seis años, mientras estudiaba ingeniería agrícola en Guatemala, decidí explorar la creación de pequeños ecosistemas dentro de envases de cristal. Lo que inició como una idea universitaria pronto se transformó en un propósito de vida: dar forma a mundos vivos en miniatura, comúnmente conocidos como terrarios.

Después de la pandemia, tomé una decisión transformadora: mudarme a la ciudad condal, Barcelona, para seguir formándome. Este cambio marcó el inicio de una nueva etapa, un renacer de mi proyecto personal. Aquí, decidí dar vida a El Jardí del Jaume, un espacio dedicado a la creación de ecosistemas naturales únicos, donde expreso mis ideas y emociones a través del mundo vegetal.

Cada composición es más que un diseño; es un puente que conecta la naturaleza con el ser humano, invitando a disfrutar y reconectar con la magia de lo vivo.